Presidenciales chilenas. Como en Volver al futuro



Recula la DC y la fotografía del triunfo seguro de Piñera se desdibuja, se torna opaca, casi transparente, como en la película Volver al futuro. La arrogancia de la derecha democratacristiana, su desdén a la izquierda, su anticomunismo enfermizo, el exceso de entusiasmo, las pompas de jabón de un pasado glorioso, no encontraron asidero en las encuestas, asegurándole una muerte abrupta a un partido que hoy cuenta con más dirigentes que disciplinados militantes. El parsimonioso Guillier puede sacarse el respirador artificial y aspirar aire fresco por algunas semanas. Beatriz Sánchez repunta en las encuestas, repunta en las redes, pero no cuenta hasta ahora con el voto efectivo, el que se levanta y acude a estampar su preferencia en las urnas. La protesta alaraca no basta. Ya pasó con Marcel Claude cuando arrasaba en las redes pero al momento de votar, su gente se quedó enredada en las sábanas. Probablemente Sánchez siga subiendo y dado el panorama incierto hasta podría erigirse en mandataria. No olvidemos la paliza electoral que dio su conglomerado en Valparaíso. La política chilena emula a la de España, a veces inconscientemente, y el Frente Amplio cumple al pie de la letra el rol de Podemos, lo cual no es malo, porque involucra repensar lo que ya se cae a pedazos.

Piñera goza de buena salud. La clase media aspiracionista prefiere a un prontuariado conocido que a un periodista bonachón impredecible. Y cuenta con el amplio pelotón de fachos pobres de la república, el ignorante histérico y arribista que igual habría votado por Trump o Le Pen sin mediar reflexión alguna.

Mayol es un buen tipo. Tiene preparación, pero usa el pelo muy largo, y eso al votante chileno, al votante mayor y mayoritario, le huele a marihuana, a ducha tardía. 

Bachelet vuelve a sonreír. Hizo lo que pudo que no fue tanto ni tan poco. Faltó atreverse, creerse el cuento, acelerar la marcha, usar su minuto histórico, mirada desarrollista a largo plazo, mayor inteligencia para encauzar el buque hacia un pragmatismo redistributivo sustentable.

El sistema permanece intacto, incluso más fortalecido que nunca. La plasticidad del dinero resiste acechanzas y ventarrones. Especulación, estafa, colusión de perros grandes, son cosa bien vista, valores de mercado, aditivos de una moral siniestra. El neoliberalismo parece idesterrable desde que se adosó al disco duro de los chilenos. Caldillo de miedo, egoísmo, precariedad, fanfarria, telebasura, incertidumbre, conformidad, resignación, codicia de avivados. A la mayoría le complace, porque vivir endeudado hasta el cogote ya forma parte normal del vivir. 

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